Revista Rua


"La mayoría del público no es empleado público": asueto de carnaval en Bs As y medios
"The majority of the public is not a civil servant": carnival leisure in Bs As and media

Patricia Bouzas

Si bien la segunda crónica repite bastante lo que dice la primera, se produce en ella un segundo desplazamiento: el cúmulo de servicios no ofrecidos (el “no trabajo” de los municipales) trae mayores consecuencias: el asueto es polémico, reaviva discusiones.
 
“…algunos dicen que no tienen sentido…”
 
“El asueto para los empleados públicos de la Ciudad que comenzó ayer y se mantendrá hoy reavivó una discusión. ¿está bien que los estatales porteños, y solo ellos, no trabajen por el carnaval? Mientras algunos los defienden, otros insisten con que no tienen sentido…”
 
La inclusión de enunciados referidos tiene dos modalidades en el corpus: por un lado, la atribución de las opiniones contrarias al asueto diluida en una generalización amplísima “algunos dicen que”, siempre en oposición a otro sector que está disconforme y por otro, la inclusión de supuestas preguntas como ecos que reproducen las dudas de la mayoría. Es interesante la conclusión y la polarización que habilita ese último enunciado interrogativo:
 
 
“…Mientras algunos los defienden, otros insisten con que no tienen sentido…”
 
 
El no tener sentido no viene de la mano de los alcances limitados del feriado: no es que no tenga sentido que el asueto sea solo para los municipales, sino que debido al hecho inmutable, comprobado de que son únicamente los municipales los que se benefician de ese asueto, el asueto en sí carece de sentido. Lo que podría usarse como un argumento a favor de extender el feriado a otras franjas de beneficiarios (no solo los municipales) se usa aquí para desacreditar su existencia misma. El asueto, en sí, carece de legitimidad porque solo afecta a un porcentaje muy bajo de la población capitalina.
La oposición dictadura-democracia aparece para dar cuenta del carnaval:
 
 
“…El carnaval nació y creció de la mano del pueblo hasta convertirse en la celebración más importante de la Ciudad.Todos los gobiernos militares intentaron limitarlo, hasta que la dictadura eliminó por decreto el feriado de lunes y martes. Ni siquiera la resurrección