Revista Rua


"La mayoría del público no es empleado público": asueto de carnaval en Bs As y medios
"The majority of the public is not a civil servant": carnival leisure in Bs As and media

Patricia Bouzas

otro más: el funcionamiento de la ley también opera por contraste, eliminando los hechos sociales (que sí se producen en la memoria y en las prácticas de los sujetos).   
 A este borramiento fenomenal del sentido (sentido que pueda ser acumulado, sedimentado en su posibilidad histórica de significar) se le agrega el pasaje del presente de todo el decreto “se limitan en el ámbito nacional” al pretérito perfecto: “también han quedado eliminadas”. Esto es, el tiempo de lectura, al menos en lo que va de la segunda a la quinta línea de la carta que encabeza el decreto, es un tiempo sutil pero voraz. Al llegar a esa quinta línea nos hemos deslizado desde el anuncio de lo que se limita a la inexistencia misma de los feriados que ni siquiera se nombran.
El otro elemento que hace sentido con lo que las crónicas de 2007 formulan (no constituyen y sin embargo empujan a que circule) es el argumento central que avala la decisión de la dictadura:
 
“… incrementar la productividad a través de la eliminación de pausas en la actividad nacional….”
 
Los feriados que no están en la lista, entonces, fueron quitados por un motivo económico. Por revés de trama, hay feriados que obstaculizan la productividad y que, por lo tanto, es necesario sacar para cumplir ese proyecto mayor, compartido por todos ya que ya fue dicho (y de más está recordar, el decir (de unos) en ciertas condiciones de producción equivale a ser aceptado (por todos los otros)[11]. De allí a sobreponer el asueto de carnaval a la ausencia de trabajo hay solo un paso que, paradojalmente, es el que da Clarín en sus crónicas de 2007. 
 
PALABRAS FINALES
 
Hay algo que trae el carnaval a la ciudad en febrero que aporta una incomodidad generosa. La certeza de que algunos se divierten, algunos se juntan[12]; hay algo difícilmente aprensible en el baile de los murgueros, en el despilfarro de los colores, en la gravosidad de los bombos con platillo. Hay algo allí que es, constitutivamente, fugaz-evidente, que se resiste a ser captado y sin embargo, insiste cada febrero y en cada


[11] Sin embargo como puede verse en el decreto, hay otra clase de feriados que no entorpecen la rentabilidad, por ejemplo, el Viernes Santo.
[12] La cifra estimada de asistentes al carnaval porteño de 2008 es de 1.350.0000 personas. Fuente: Comisión de Carnaval de la Ciudad de Buenos Aires.