Revista Rua


A máquina corretiva, ou como restituir aos moradores de rua à estrutura: dois modelos de transformação
The corrective machine, or how to restore the homeless people to the structure: two models of transformation

Carlos José Suárez G.

Carlos Rojas no seu livro de 1994 La violencia llamada limpieza social. Ele conclui que estas medidas não pretendem somente solucionar a problemática, mas preveni-la, mediante a censura, pela morte, de uma série de comportamentos. Este autor narra: “En mayo de 1989, en inmediaciones del estadio El Campín, fue encontrado el cadáver de un niño de la calle con 3 impactos de bala en el estómago, uno en la cabeza y la boca sellada con el pegante que usaba para chupar.” (ROJAS, 1994, p.62).
Estas inscrições sobre os corpos não estão muito longe daquelas que vimos para manter a ordem particular da anti-estrutura, como sinais de advertência. Porém, a “limpeza” ataca tanto os moradores de rua (às vezes, também as prostitutas e travestis, populações que não vamos analisar no presente texto) como os criminosos em potencial, que podem ser os jovens moradores dos assentamentos precários da periferia da cidade. Estes jovens bogotanos nos deram uma pista, ao reconhecer o papel central que tem a polícia nestes casos de violência, o que obviamente é negado insistentemente pelos agentes da ordem. A tese de Lovisa Stannow (1996) sobre a limpeza social em Bogotá desenvolve uma descrição das diferentes mecânicas deste fenômeno:
 
En la primera dinámica, que describí como “semi-espontanea”, la violencia es llevada a cabo principalmente por policías en servicio, y a veces por guardias privados de seguridad. Estos ataques a menudo son perpetrados con el objeto de controlar el crimen o castigar a la gente de la calle que han fallado en cumplir sus “deberes” hacia los agentes del estado. En la segunda dinámica, que llamé violencia “mercenaria”, los perpetradores a menudo pertenecen a “escuadrones de la muerte” que reciben dinero y otros apoyos para llevar a cabo las “limpiezas”. Mientras que los verdaderos sicarios son usualmente ex-policías o guardias de seguridad y oficiales fuera de servicios, los principales instigadores son civiles, que incluyen negociantes, miembros de grupos cívicos llamados Juntas de Acción Comunal y elementos criminales (1996, p.74).
 
O baixo status atribuído e o desprezo com que se tratam as vítimas da “limpeza social”, que podem ser lidas como a “lama social”, fazem delas alvos fáceis. O jornal El Tiempo acompanhou um caso de limpeza social, isso porque o crime foi flagrante, uma vez que aconteceu dentro das instalações da Delegacia 24 da Polícia Metropolitana de Bogotá; cito em extenso as diferentes edições do jornal que fizeram referência ao caso:
 
El caso de Perea conmovió la opinión pública porque fue ultimado por el policía Orozco, después de ser capturado con otros tres niños, de 12, 14 y 16 años, el 3 de octubre del 2000, en el barrio Santa Fe […] Varios cuerpos, incluido el de Perea, fueron encontrados en un contenedor de basuras, ubicado en la calle 8 con carrera 12 (26 de febrero 2001).