Revista Rua


"La mayoría del público no es empleado público": asueto de carnaval en Bs As y medios
"The majority of the public is not a civil servant": carnival leisure in Bs As and media

Patricia Bouzas

establece con ella. De ese modo, son los que, además, orientan las prácticas que los sujetos llevan a cabo en tales espacios. Según Zoppi Fontana (1998), se pueden circunscribir dos grandes matrices que tratan de regular las prácticas urbanas:
 - el discurso jurídico-administrativo, cuyo leit motiv se sustenta en frases del tipo: “la ciudad es de todos” que, para la autora, puede pensarse como una vuelta sobre una de las grandes principios de la ideología burguesa occidental: los Derechos del Hombre,
-el discurso científico-técnico o científico-académico. En este caso, los argumentos suelen ser urbanísticos y girar alrededor de lo estético, el paisaje, el mejor aprovechamiento funcional o en razones de salud pública (discurso higienista). 
Ambas matrices muestran la ciudad como espacio gestionable y tienen como efecto sobre lo real la capacidad de deshistorizar los espacios concretos y reales de las personas que viven o circulan en ellos, al encubrirlos por lo jurídico-administrativo y/o lo científico-técnico. Sussy Lagazzi-Rodriguez (2001) amplía esta idea (sobre la que trabaja para dar cuenta del problema de los sin techo en Brasil) y plantea que el tópico del “planeamiento de la ciudad“ es un subproducto del discurso de la modernidad urbana cuya funcionalidad está en desplazar los sentidos de las causas de los problemas urbanos y desviar la discusión de lo social:
 
 
“ El planeamiento se torna el foco de discusión y circunscribe los problemas a la esfera administrativa. Localizadas entonces en el ámbito de los resultados, las cuestiones sociales y políticas pueden ser identificadas como mal gerenciamiento, mala organización, planeamiento insuficiente. Se privilegia, en ese caso, lo administrativo” (Lagazzi-Rodriguez, 2001:51)
 
 
 
La eficacia de tales discursos está en la centralidad que adquieren al producir el efecto de evidencia de lo que es la ciudad y, por ello mismo, en la organización de los gestos de interpretación (Orlandi, 2004) privilegiados para dar cuenta de lo urbano. Como sabemos, la interpretación está desigualmente distribuida en la esfera social en tanto ciertas profesiones, ciertas miradas están jerarquizadas, más autorizadas que otras al acometer el desafío que supone interpretar (en general), interpretar lo real o, en el peor de los casos, al presentar la interpretación como un dar cuenta de lo real. Así, los medios masivos de comunicación intervienen en el proceso a través de la producción y/o reproducción de imágenes de y sobre la ciudad, en las cuales ciertos atributos delimitan los diversos discursos a partir de los que se construyen las evidencias de ese