Revista Rua


Un futuro frente al río. Gestos de interpretación en el discurso de lo urbano

María del Rosario Millán

razonamiento simplemente no encaja en los procesos de urbanización más informales como los llevados a cabo por asentamientos de pobres urbanos que son también factores del crecimiento urbano pero que carecen de servicios e infraestructura mínima. La ciudad entonces puede crecer con o sin infraestructura si contamos únicamente los agrupamientos humanos. Sólo mediante un procedimiento discursivo de sustentación, que oblitera lo real de la ciudad, se estabiliza cierta forma de pensar el crecimiento de Posadas extrayendo de ella una premisa para la intervención.
La marca que confirma que se trata de un efecto de sustentación es el uso de la preposición condicional (Si la evolución)  que liga en una relación de consecuencia lógica dos hechos (desarrollo de infraestructura y crecimiento de la ciudad) asignando a esos dos términos una relación proporcional (a mayor infraestructura mayor crecimiento).
Y al enunciar desde un lugar del decir propio del discurso científico, fuera de la historia, desde un lugar autorizado a emitir juicios sobre el mundo, se presenta lo enunciado como única verdad -la verdad científica-, apagando así otras interpretaciones que incluyen muchas otras variables para describir el crecimiento urbano. El enunciador universal es el lugar del decir desde donde se legitima ese “retorno del saber en el pensamiento” que caracteriza al efecto de sustentación. Así se elude la complejidad política, histórica y social de ese fenómeno del que se habla..
 
Un futuro frente al río
 
Con estas consideraciones iniciales puedo comenzar a desarrollar el análisis de la dimensión temporal del sintagma Abrir la ciudad al río en tanto acontecimiento del lenguaje.
Según Eduardo Guimarães un acontecimiento del lenguaje instala su propia temporalidad, configurada por “un presente que abre en si una latencia de futuro sin la cual no hay acontecimiento del lenguaje, sin la cual nada es significado, pues sin ella (la latencia del futuro) nada hay ahí de proyección, de interpretable” Tanto el presente como el futuro funcionan por un pasado que los hace significar. Es decir, “esa latencia de futuro, que, en el acontecimiento, proyecta sentido, significa porque el acontecimiento recorta un pasado como memorable”. Desde esta perspectiva, el acontecimiento del lenguaje es un espacio de temporalización, en el que el pasado “es una rememoración de enunciaciones, por él recortadas, fragmentos del pasado por él representados como su pasado” (Guimarães, E 2002: 12). Veré a continuación cuál es la temporalidad que inaugura el sintagma Abrir la ciudad al río.
En la secuencia D se establece que los urbanistas adoptan como “voluntad de forma y diseño” el de “Abrir la ciudad al río”. Se mencionan allí también las acciones que implica esa idea:
-Desarrollar la ciudad paralela al río
-Rescatar el potencial del paisaje actualmente ignorado
-Dar a la ciudad una estructura fuerte que constituya el esqueleto de soporte.
Cada una de estas acciones está enunciada en infinitivo, lo que ya da una idea de futuro. Un futuro en el que Posadas tendrá un nuevo paisaje y una estructura ligada al río, estará ordenada e inserta en el contexto regional e internacional. Pero para que ello sea posible es necesario modificar el presente de la costa urbana; hay que “rescatar” el potencial paisajístico de ese espacio.
Así planteada la situación, el presente de la costa es representado como un espacio amenazado. De allí el uso del verbo rescatar que supone no solo la acción de restituir una situación que ha sido alterada, sino también presupone la posesión de aquello que debe ser recuperado, es decir asienta la creencia de que algo del patrimonio de un colectivo, en este caso la ciudad, ha sido perdido.
Esta idea recorre todo el Plan, se construye en la deriva del sentido que la reescritura posibilita. Una y otra vez a lo largo de todo el texto estas ideas son reforzadas: la costa debe ser recuperada de los asentamientos humanos que allí se instalaron cerrando el acceso del resto de la población a ese espacio, y para ello hay que abrir la ciudad al río mediante el desarrollo de infraestructura y servicios. Transcribo aquí solo una de las reformulaciones encontradas, que ya habían sido analizadas en un trabajo anterior:

 (…) “Existe una dominante real y potencial que enmarca al municipio de Posadas, que es el río Paraná y sus afluentes urbanos, sobre cuyas márgenes se han dado los asentamientos